Dos días después de la firma del contrato, la mansión respiraba una tensa calma. Valeria se vestía para salir, sintiendo la adrenalina. No se trataba solo de ir a su oficina; se trataba de ir a su vida.
Ella bajó a la sala principal, donde Demian la esperaba, con el uniforme de su obsesión: su ropa deportiva, su postura tensa, y sus ojos oscuros llenos de la esperanza de verla y el miedo a perderla. Su posesión era un fantasma que se negaba a morir.
Demian: (Con un tono que era un nudo entre orden y súplica) __¿A dónde vas, Emperatriz? No recuerdo que me informaras de una salida en la agenda__
Valeria: (Se detuvo, respirando profundamente. Sabía que esta era la primera gran prueba. No era miedo, era estrategia) __Voy a mi oficina, Demian. A mi vida. Y te recuerdo que no necesito 'informarte'. Necesitas que te consienta y respete__
Demian: (Caminó hacia ella, la furia contenida temblando en su voz) __No saldrás. No sola. Elias y mi padre, Marco, están en guerra, y tú eres el objetivo m