Demian estaba fuera de la mansión, ocupado resolviendo el "problema" en el Norte que Dante había usado como distracción. Valeria aprovechó la oportunidad para un breve escape. Usando el chofer de Dante (un hombre más permisivo), se encontró con Claudia, su madrastra, en un jardín botánico tranquilo, el único lugar que parecía libre de la vigilancia de Vieri.
Claudia abrazó a Valeria con una desesperación silenciosa. Por primera vez, Valeria no se sintió fuerte ni empoderada, sino simplemente la hija asustada que necesitaba consuelo.
Claudia: (Sosteniendo el rostro de Valeria con ambas manos) __Oh, mi niña. Estás pálida. ¿Estás bien? Victoria me contó sobre el evento. Y luego tu padre, está destrozado por lo de su negocio... Demian te está usando, Valeria. Como un escudo, como un trofeo
Valeria: (Se mordió el labio, la imagen de la noche anterior aún fresca) __Estoy bien, mamá. Sobrevivo. Él... él me dio su protección y yo acepté el precio. Es un chantaje. Me odia por mi libertad y me