Cuando ellas bajaron a la fiesta Jeremith agarró a Rous de la mano.
—Ven mi amor, te estaba esperando.
La llevó a la tarima y le hizo una señal al maestro de la orquesta, esté ordenó cambiar la música alegre y dejó sonando un violín de fondo. Rous no tenía idea de lo que Jeremith estaba por hacer delante de todos los invitados.
Él se dirigió a los presentes.
—Quiero agradecer a todos ustedes por compartir con mi hermana Elisa y conmigo la alegría que nos ha producido el regreso de nuestra madre después de tantos años. Elisa y yo estamos muy orgullosos porque al fin nos hemos reencontrado. A su vez deseo en esta linda ocasión, hacer algo muy especial, y es que como ya todos lo saben, estoy felizmente casado con la mujer que se ha adueñado de mi corazón.
Hubo aplausos, Rous tenía el rostro serio, ella no le c