Mientras el equipo directivo atendía a la prensa, Alanna se dirigió a una mesa apartada del área lounge. Allí la esperaba un hombre mayor, de bastón, con traje oscuro y una carpeta bajo el brazo.
—Alfonso Leiva —susurró él—. Hace años que no ponía un pie en un evento Sinisterra.
—Hoy tampoco lo pone —respondió Alanna, sonriendo—. Está aquí como analista de patrimonio urbano. Acompañando la transición del sector. Nadie necesita saber más.
Le entregó un documento.
—El texto que firmará el Ministerio esta semana. Tu revisión está en la página 7. Pasará desapercibido… hasta que alguien lo lea bien.
—Y cuando lo hagan, ¿qué verán?
—Una cláusula que exige validación técnica del plano original antes de liberar fondos. Y solo un plano califica. El de Juan Pablo Villada.
Alfonso bajó la vista.
—No sé si eres valiente o peligrosa.
—Ambas —respondió ella—. Pero aún no lo saben.
11:30 a. m. – De nuevo en el salón principal
La prensa sonreía, la audiencia aplaudía, y los Sinisterra brillaban bajo l