Capítulo 73. Promesas silenciosas.
A mitad del cuento, Bastián ya respiraba con el ritmo pausado de los dormidos. Pero antes de rendirse por completo al sueño, murmuró algo.
-- ¿Papá? –
-- ¿Sí, campeón? – le respondió en un susurró.
-- ¿Te vas a quedar todos los días? – Sebastián sintió que algo le apretaba el pecho.
-- Sí pequeño. Todos los días, cada día de tu vida –
-- ¿Y mamá también se quedará con nosotros? –
Sebastian tragó saliva. Su voz salió ronca.
-- Sí, mamá también se quedará con nosotros – el niño sonrió en sueños. Y Sebastián, sin pensarlo, se inclinó para besarle la frente. Luego apagó la luz, se quitó los zapatos y se tumbó al lado de su hijo. No en la cama de invitados que le habían preparado. Sino que se acostó en la misma cama de su hijo, junto con él.
Mientras el silencio lo envolvía, pensó en Melisa. En lo lejos que seguía de él, incluso estando bajo el mismo techo.
Y en cuánto deseaba que, alguna noche, no fuera solo su hijo quien le pidiera quedarse a dormir con él, sus ojos también se iban cerra