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Capitulo 17. Un vuelo con turbulencias emocionales

El aeropuerto de la isla vibraba con el bullicio de los pasajeros, turistas cargando sombreros de paja, maletas golpeándose entre sí, niños correteando entre los asientos en la sala de espera. Un auténtico caos semi organizado.

Sebastian se arrepentía de no haber volado en el avión privado, pero con el problema familia de Daniel, las cosas en este viaje cambiaron para él. Eso sin mencionar el hecho de que se sentía utilizado por Melisa, quien según él había vuelto con su ex.

Melisa soportando la indiferencia de Sebastian quien se estaba comportando como un maldito iceberg, mientras que ella intenta aparentar que nada le interesa.

En realidad, había algo patéticamente gracioso en todo eso, porque después de haber compartido noches de lujuria, susurros roncos en la oscuridad y conversaciones intensas, ahora los dos apenas si se dirigían la palabra. Tratándose como si fueran dos extraños en un viaje de negocios, o mejor dicho peor a como se tratarían secretaria y jefe.

Y lo peor de todo era que ha ambos le dolía el corazón más de lo que debería, aunque no quisieran reconocerlo.

-- Señor Novak, señorita Hart. Al parecer hay un error con sus asientos – anuncio una de las azafatas en el counter de embarque mostrando una sonrisa diplomática. Melisa frunció el ceño, mientras que Sebastian se mantuvo indiferente… todo el viaje estuvo lleno de errores, desde que Daniel no pudo viajar y fue reemplazado por Melisa, hasta la cancelación de la suite personal para ella.

-- ¿Problema? – pregunto Melisa queriendo saber de qué se trataba.

-- Asi es señorita Hart. Su vuelo de regreso pasó a ser comercial – le anuncia, y Melisa no le da mucha importancia a ello, mientras la suban en el avión y la lleven de regreso a su país, todo estaba bien. Sin embargo, para Sebastian las cosas no eran igual,

-- ¿Eso que significa?, ¿Qué implica es error? – intervino de pronto Sebastián, su voz parecía perfectamente controlada, pero por dentro estaba que reventaba, una cosa era viajar en primera clase y otra muy diferente en asiento comercial.

La azafata revisó rápidamente su pantalla.

-- Debido a un error de sistema, algunos asientos fueron reasignados automáticamente. Lamentablemente no pudimos mantener sus ubicaciones originales. Lo sentimos mucho – la mujer no sabía a donde meterse, el rostro de Sebastian era de pocos amigos. -- Señor Novak, usted fue reubicado en el asiento 8B... y la señorita Hart se encuentra en el asiento 10A… --

Sebastian suspiró resignado, si hubiera estado en mejor situación con Melisa habría hecho un escandalo para que solucionen el problema, pero saber que ella había vuelto con su ex lo molestaba demasiado, agradeciendo este error para no tenerla cerca.

-- No hay problema, en este momento ya no es importante la ubicación – responde y toma su boleto con la indicación de su nuevo asiento. Melisa hace los mismo, Cuando caminaron hacia la zona de embarque, la distancia entre ellos parecía mayor que nunca.

-- Qué conveniente – murmuró Melisa apenas lo suficientemente alto para que Sebastián pudiera escuchar, ambos abordar la nave, Sebastian estaba adelante y Melisa iba detrás de él. Solo estaban a dos asientos de distancia, pero con una visión perfecta de ambos.

Luego de algunos segundos sube una pasajera inesperada, Melisa la llegó a ver buscando su asiento cuando de pronto su rostro se iluminó como si hubiera ganado la lotería en aviación.

Era Mariel y su asiento estaba justo al lado de Sebastian…

Melisa no estaba segura si quería reír o llorar. Y cuando la escuchó llamar a Sebastian con su voz melosa e irritante supo que las cosas no estarían bien.

-- Parece que hoy será un vuelo... interesante – murmuro entre dientes Melisa, mientras Sebastian se levantó para que Mariel ingresé en el asiento a su lado.

-- No puedo creer que tengamos tanta suerte, ahora si podremos ponernos al día ¿no crees Sebas? – Melisa quiso cerrar los ojos y no escuchar ese comentario, pero estaban tan cerca que era difícil no oírlo. Antes de volverse a sentar Sebastian dirigió su mirada hacia ella.

Cuando finalmente se miraron, sus ojos destilaban una chispa peligrosa. No era frío. No era indiferencia. Era una rabia contenida, celos disfrazados de sarcasmo, y una pizca de orgullo herido.

Melisa decidió ignorarlo, tomó un libro de su bolso y se concentró en las páginas con una determinación casi heroica. Pero cada mirada, cada respiración de Sebastián, la alcanzaba como una descarga eléctrica, y mientras fingía que estaba concentrada volvió a sentir como la mirada de Sebastian se clavaba cada vez más en ella.

-- Es mi turno de ignorarte jefecito – susurró mientras intentaba detener los latidos acelerados de su corazón.

El embarque de todos los pasajeros fue lento, al parecer no muchos se tomaron a bien el cambio de asiento, y mientras la tensión aumentaba, la voz melosa de Mariel la comenzaba a enloquecer.

-- Cuéntame Sebas, en realidad tienes una relación con esa muchacha o solo fue una estrategia para librarte de mí – Sebastian no respondería a eso en un día cualquiera, pero hoy estaba cabreado, y responderle a Mariel era como enviarle un mensaje mudo a Melisa.

-- En realidad es mi secretaria y bueno… ya lo sabes. Nunca vuelvo con una ex –

-- Lo sabía Sebas… sabía que todo lo hacías por mi – replica Mariel lo más alto posible, esperando que la secretaria escuche y no piense que en realidad podría existir algo entre ella y su jefe.

Pero las cosas cambiaron en cuestión de segundos, mientras Melisa intentaba concentrarse en la lectura intentando no oír lo que Sebastian y Mariel decían una voz conocida la regresa a la realidad.

-- ¡Meli que coincidencia! –

Melisa levanta la mirada y se encuentra con el rostro de Francisco frente a ella. Él hombre mueve su tiquete mostrando el número del asiento asignado, y para sorpresa de ella, era el mismo que estaba a su lado.

-- Me alegra que nos haya tocado sentarnos juntos – le sigue hablando él, -- Esto definitivamente tiene que ser una señal ¿No crees? – Melisa solo lo miró, ya había dicho todo lo que tenía que decirle a Francisco esa mañana, pero aprovechando que estaría junto a él decidió terminar de una vez con todas con sus ilusiones.

-- No es asi Francisco, solo fue una falla en el sistema, no una señal cósmica como piensas. Nosotros no estamos predestinados y eso lo debes entender – le responde ella, poniendo los ojos en blanco sin darle mayor importancia, y cuando el piloto anuncia que pronto despegarían, acomodo su asiento y se colocó el cinturón de seguridad.

Francisco rio nervioso mientras pasaba una mano por su cabello muy bien peinado. Había visto a Sebastian en el asiento de adelante y solo quería llamar su atención, dejarle claro que su relación con Melisa todavía seguía latente, pero ella no lo estaba ayudando.

-- Te ves... increíble, Meli. Como siempre – insiste en entablar una conversación, pero Melisa lo mira con seriedad. Ella quería seguir leyendo y no le importaba lo que su ex tuviera que decir.

-- ¿Vamos a pasar dos horas de vuelo en cumplidos vacíos o podemos fingir que somos adultos civilizados? – Francisco abrió la boca para decir algo dramáticamente romántico, pero en ese instante la azafata pasó exigiendo que todos coloquen sus asientos en la forma adecuada, revisando que todos los pasajeros tengan puesto el cinturón de seguridad.

Ese momento lo aprovecho Francisco para revisar el cinturón de Melisa, la había visto colocárselo solo segundos antes, pero también notó la mirada de Sebastian desde el asiento delantero, asi que debía fingir si quería separarlos del todo.

-- ¿Qué estas haciendo? – dice Melisa confundida, y retira la mano de Francisco de su regazo, él solo sonríe y mira de reojo al lugar de Sebastian dándose cuenta de que ya no los veía.

-- Solo estaba revisando que tu cinturón este bien Meli, el avión ya va a despegar –

-- No deberías hacerlo, no soy una inútil – le responde molesta. Y solo segundos después escucha la voz pegajosa de Mariel.

-- Me ayudas Sebas, no se que pasa con mi cinturón – Sebastian luego de presenciar el intimo detalle de Francisco hacia Melisa, desabrocha su cinturón y se levanta de su asiento, gira para ayudar con su cinturón a Mariel, mirando de frente el rostro de Melisa, sonriendo como si estuviera disfrutando lo que hacía. Luego regresa a su lugar, satisfecho al sentir la molestia en la mirada de su secretaria…

Una vez que el avión despego Melisa encendió la luz, y cuando la azafata se acercó le pidió una copa de licor, necesitaría toda la ayuda líquida disponible para soportar ese vuelo.

Dos filas más adelante, Sebastián ocupaba su lugar junto a Mariel. La mujer hablaba animadamente, reía, lo tocaba "accidentalmente" en el brazo cada tanto.

Y Sebastián, en lugar de apartarla, parecía disfrutar la situación. Melisa en cambio apretó los labios con fuerza. No podía permitir que eso le afectara. No podía.

No debía.

Sin embargo, cada vez que miraba hacia el frente y veía a Mariel inclinándose sobre él, sentía un calor extraño en el pecho, mezcla de rabia e indignación.

Francisco, mientras tanto, aprovechaba cada segundo.

-- Mel, ¿Sigues con ese tipo? – le preguntó, mirando hacia donde estaba Sebastián.

-- No es asunto tuyo Francisco – le respondió Melisa, seca.

-- Si lo es porque… me importas Meli – le respondió directo. – Más de lo que te imaginas – ella bebió un sorbo largo de su copa evitando mirarlo. Su mente, sin querer, volvía una y otra vez a Sebastián. A su boca, a sus caricias, a todas las cosas que habían compartido en la oscuridad de aquella habitación.

Pero Francisco no desistía, nunca lo haría.

-- ¿Te trata bien? – le preguntó, su voz bajando de tono, estaba viendo la forma como se comportaba Sebastian con su acompañante y no le gustaba para nada. Melisa soltó un suspiro.

-- No importa – le dijo. -- Nada de eso importa ya –

Tiur Writer

Servirán las escenas de celos para aclarar su relación, o los alejara para siempre...

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