52.
Ambos hombres cayeron estrepitosamente en el suelo de madera del salón.
— No van a pelear en mi presencia — dijo el rey Cuervo — Este salón ha trascendido generaciones de conversaciones. Miles de ancestros se han parado en el mismo lugar en el que están ustedes en este momento, y no voy a permitir que ensucien su memoria con discusiones ridículas. Si quieren pelear entre ustedes, voy a lanzarlos a la pradera de nieve a que se mueran de frío y se maten allá.
Valentín se puso de pie y, después de darle una fría mirada al recuerdo, salió del gran salón cerrando la puerta.
Ángel siguió en el suelo. Parecía que le costaba ponerse de pie, aún no se había recuperado. Así que salí corriendo a ayudarlo. También era mi amigo. También lo extrañaba. Sus ojos se posaron en los míos mientras intentaba levantarse. Sirius llegó conmigo y, entre los dos, lo pusimos de pie.
— Si no me transformo, no voy a sanar nunca interiormente — dijo. Se veía pálido.
Ambos volteamos a ver al rey Cuervo, pero él n