114.

La siguiente explosión fue más fuerte todavía. Se escuchó el silbido cortando el aire y luego el golpe, que arrancó el aliento de todas las personas dentro de la ciudad. Valentín y yo salimos corriendo, pero lo cierto es que no teníamos a dónde huir. Aun así, corrimos hacia el palacio. Las calles comenzaron a llenarse de personas que corrían despavoridas hacia sus casas.

Y entonces se escucharon dos silbidos que se acercaron con fuerza. Uno golpeó una parte del Domo, reabriendo un enorme agujero. La tormenta intentó colarse en su interior, pero todos pudimos ver con horror cómo un segundo misil entró a través del agujero. Pensamos que tal vez explotaría sobre el tejado de alguna casa, pero no. Este voló. Parecía que llegaría al centro de la ciudad, pero pudimos ver cómo una de las catapultas que tenía Flagela como defensa lanzó una enorme roca que interceptó al misil antes de que llegara a una zona muy poblada.

Este explotó, y pudimos ver cómo una niebla roja invadía la ciudad en el á
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