La nana se iba a ir pero Alejandro la detuvo.
— Si necesita un doctor por favor llama a uno, que sea el mejor.
— Está bien, ahora ve a hacer lo que te dije.
La nana de Alejandro se hizo cargo de llamar a un doctor, al ir a ver a Aisha la encontró sumamente afectada mientras revisaba su tobillo.
— Créeme que trato de entender a Alejandro, a veces se porta tan tierno que incluso siento que lo estoy queriendo, pero en otras ocasiones se vuelve un salvaje y no deja rastro alguno de ese hombre amoroso que está dispuesto a hacer muchas cosas para protegerme.
— Lo entiendo pequeña, créeme que sí. Mira, Alejandro fue un hombre muy abandonado por sus padres, la única compañía que él tenía eran las empleadas y hubo una que le dió un maltrato espantoso, es algo que no me he perdonado.
— ¿Qué le sucedió?
— Verás, cuando él era un niño de apenas cinco años, tenía varias niñeras ya que yo me encargaba del manejo general de la mansión Montecristo. Esa mujer llegó a abusar de él de manera verbal y fí