72. Perspectiva de Richard Kross
Narrado desde la perspectiva de Richard Kross.
—Por cierto, ¿por qué me llamas desde ese número? ¿Qué pasó con el celular que te regalé? —pregunto, esforzándome en sonar casual, aunque por dentro estoy lleno de impaciencia. Inocencia Trevejes, la mujer más testaruda que he conocido, tiene una habilidad única para desobedecer mis instrucciones. Ese celular que le di no era un regalo cualquiera; tiene un propósito que ella jamás debe imaginar.
—Lo dejé en el auto, y… bueno, Ermac se lo llevó esta mañana.
«El pececito ha mordido el anzuelo».
—Oh, ya entiendo —respondo, adoptando un tono de falsa decepción.
—Sí.
—Bueno, te dejo descansar. Te llamo más tarde, ¿de acuerdo?
—Ok, que tengas un buen día.
No creo que haga falta llamarle de nuevo. No después de lo que está a punto de suceder.
Cierro la llamada rápidamente, dejando a Inocencia con la falsa tranquilidad de que todo está en orden. Salgo de mi oficina a paso rápido, con cada movimiento cargado de determinación. Mi destino está claro: