5. Conociendo a mis hermanos
Recuerdo cuando aún era una novicia y hacíamos las labores sociales que le correspondía al monasterio, visitábamos los orfanatos con regalos y juegos solo para alegrarle el día a los niños. De vez en cuando, llevábamos las fiestas de cumpleaños, ya que muchos de ellos no tenían una fecha de nacimiento, así que le creábamos un día de cumpleaños para que lo siguieran celebrando el resto de sus vidas... Ellos eran felices, llegábamos con pastel, piñatas y le celebrábamos ese mismo día su cumpleaños. En algunos momentos, me estancaba en el rostro de esos niños y me veía reflejada, muchos de ellos no saben si tienen familiares, quizá un tío, hermanos, primos, y si llegaran a tener, ¿serían aceptados?... Esa es una incertidumbre que puede vivir en tu corazón eternamente.Y aquí estoy, el frío de la nieve podría estar matándome, pero no importa, porque justo ahora estoy frente a mi hermana de sangre, ella no tiene ni idea de quién soy, y es que yo tampoco sé cómo explicarle o cómo empezar a
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