Cuando Liliana abrió los ojos, vio que ya había oscurecido. Se incorporó rápidamente en la cama y buscó su móvil con rapidez pensando que se le había hecho tarde. Miró la hora, era un poco más de las seis de la tarde, por lo que exhaló un suspiro de alivio.
Sintiéndose un poco más calmada revisó su móvil y vio una notificación de una llamada desconocida y un mensaje.
“Liliana, soy Estefano. La estaré esperando en el bar a las 9 de la noche. Como podrá notar, no es recomendable que nos vean juntos. Enrico Castello sospecharía de inmediato que le estamos montando una trampa”
Finalmente Panini, se había comunicado con ella. Ya había transcurrido una hora desde que le envió aquel mensaje; aún así, Liliana respondió con un “Ok” que reflejaba con claridad, su indignación. Aquello estaba fuera de lo planeado, ahora tendría que ir sola a aquel lugar sin conocer a nadie.
De pronto, vio que el abogado le estaba escribiendo. Suspiró aliviada y aguardó por su respuesta.
“No se preocupe,