—Es tu turno, Lilith —Alessia sonrió con malicia.
Liliana tragó en seco, sus palpitaciones aumentaron con rapidez vertiginosa. Se arregló el abrigo y se dispuso a salir al escenario.
—Aguarda —La mujer la detuvo. Liliana se giró hacia ella— Mejor usa este —dijo entregándole un sobretodo largo de cuero, color negro.
La pelinegra se retiró el abrigo de pelos y se colocó el sobretodo con capucha que la hacía ver perversamente hermosa. Liliana avanzó por el angosto pasillo guiándose esta vez por el sonido de los eufóricos aplausos de los espectadores.
—Señoras y señores, sean bienvenidos todos al momento más esperado de la noche: El debut de la Diosa del Inframundo, Lilith. —dijo el presentador con entusiasmo.
Los aplausos resonaron en el salón y la expectación de los clientes creció como un humo espeso. Liliana subió los escalones con la serenidad de una sombra, envuelta en el largo sobretodo de cuero negro que se ceñía a su cuerpo como un guante de látex. Respiró hondo, sintie