51. Pov Niki
El silencio de la habitación me envolvía, apenas roto por el sonido tenue del monitor de Anne en la mesa de noche. Me senté en el borde de la cama con el corazón todavía golpeándome en el pecho. Sentía la piel ardiendo, como si el agua caliente no se hubiera llevado nada, ni la confusión ni el temblor que me atravesaba desde que Dan había salido del baño.
Me llevé las manos a la cara y respiré hondo.
—¿Qué hiciste, Niki? —susurré en voz baja, apenas un hilo de sonido que se perdió entre las sombras.
No sabía en qué momento había cruzado esa línea. Ni siquiera podía entender cómo algo así había pasado. Otra vez. Claro que había sentido su presencia como una corriente eléctrica constante, pero había intentado negarlo. Dan era el niñero. El hombre que cuidaba a Anne. El que cocinaba, el que me ayudaba a sostener un hogar que a veces parecía caerse a pedazos. No podía... no debía haberlo permitido. No de nuevo. Eso me había prometido a mí misma: que no habría otra vez.
Pero lo había hech