Capítulo 34. El Beso que Encendió los Celos.
El sol de Santorini bañaba ya el set de grabación con una luz dorada y mágica. El equipo se había instalado en uno de los acantilados de Oia, con las famosas casas blancas de fondo y el mar Egeo extendiéndose hasta el horizonte.
Era el escenario perfecto para la escena del primer beso entre el protagonista, interpretado por Elliot, y su musa griega.
Maya estaba allí, en su papel de productora, revisando los últimos detalles. A pesar del cansancio de la noche anterior y de la reveladora conversación con Bruno, se sentía en su elemento.
Sin embargo, su concentración se desvaneció en el momento en que Arianna Dimitriadis, una actriz griega de ojos oscuros y cabello rizado, se acercó al set.
Arianna encarnaba todo lo que se espera de una actriz de cine: carisma, seguridad y una belleza deslumbrante. Saludó a todos con una sonrisa radiante, pero se detuvo especialmente ante Elliot, dándole un abrazo que duró unos segundos más de lo necesario.
—¡Elliot! —exclamó Arianna, cuya voz era melodi