Capítulo 47. La trampa.
La luz de la mañana se colaba por las ventanas de cristal del imponente rascacielos. Maya estaba sentada en un escritorio, con el corazón latiendo con fuerza.
Era su primer día en la empresa de bienes raíces de Leo Vega, y por primera vez en mucho tiempo, sentía una emoción que no era miedo o incertidumbre.
Se sentía... en control. El lugar era moderno, elegante y lleno de energía. Una oficina que contrastaba con la opulencia rancia de la mansión de Elliot.
Leo, con su sonrisa amable, la recibió personalmente. La guió por el lugar, presentándola a los empleados, describiendo su papel en el equipo con una elocuencia que la hizo sentir valorada.
—Necesitamos a alguien que tenga una visión fresca —dijo Leo, mientras se detenían en su oficina, que tenía vistas de 360 grados de la ciudad. —Alguien que vea la belleza no solo en los números, sino también en las personas. Y tú, Maya, tienes esa visión.
Maya se ruborizó.
—No sé qué decir. Gracias.
—No tienes que decir nada —dijo Leo, su voz er