DEVAN

Despierto.

No sé qué hora es, pero el frío se mete en mi espalda como un recordatorio de que algo falta.

Me giro y, claro, ella ya no está. La veo junto a la ventana, con la espalda recta, el cabello cayendo como sombra líquida por su piel. Onyx. "Nuestra Alfa".

Nuestra Diosa Infernal, mi mandarinita.  Con ese toque agrio pero dulce y deliciosa.

No hace falta que camine lejos para que el lecho se enfríe. Basta un paso.

Contengo el impulso de ir hacia ella.

Zoren no.

Zoren se levanta, camina hasta ella, y la envuelve en sus brazos sin pedir permiso. Ella se tensa, como lo hace últimamente, resistiendose.

Intenta evadirlo, mover su cuerpo como una orden, pero él no se lo permite. Le murmura algo al oído "no alcanzo a escucharlo" y cuando ella gira el rostro para empujarlo, él solo la aprieta más.

Lo conozco. Esa forma en que inclina la cabeza, cómo la obliga a recordar que no puede es