DAVEN
No puedo creerlo.Onyx… La Alfa. La diosa infernal que nos arrastró a este infierno de sumisión y órdenes. Ella, la mujer que nos castigó, que nos desafió… ahora está en mis brazos. En mi piel. En mi pecho.Pequeña. Vulnerable.Dulce.Mía.Se entregó a mí. Fui su hombre. O lo soy. No sé en qué momento el mundo dio vuelta, pero verla aquí, recostada, con su cuerpo hecho un ovillo contra el mío, con esa manchita roja en las sábanas… me marca. Me graba. Me cambia.No hablamos de eso. No decimos nada. No hace falta. Ya era mía. Ya es mía.¡Y no pienso compartirla!.Pero entonces lo dice.Su voz suave. Su mirada temblando.—Por favor… no salgas. Déjame hablar con él. Yo me encargaré.¿Qué…?—¿Qué mierda dices? —le gruño con la rabia trepándome por la garganta.¿Él? ¿Zoren?No, no, no. ¡Ni de coña!—No planeo compartirte —le suelto con los dientes apretados—.