DEVAN
Es viernes. Al fin.El sol brilla con una calidez deliciosa, el aire huele a tierra húmeda y a libertad, y yo... yo solo tengo una cosa en mente: mi mandarinita.Camino por el mercado como cualquier otro lobo común. En Vyreon se han acomodado las cosas. Ya no me siento preso, tenemos un dispositivo tipo manilla donde se marca la hora de entramos y salimos del cuartel o la casa, principal.Bueno aunque eso ya no me importa.Quiero encontrar las mandarinas más dulces de Vyreon para ella.—¿Estas están bien jugosas, señora? —pregunto, tomando una con cuidado. La señora sonríe, y asiente rápido, como si temiera que me llevara todas.Compro algunas, y además unas fresas, algo de vino, dulces artesanales, pan caliente y chocolate.Hoy no quiero solo pasar la noche con ella. Hoy quiero que se sienta adorada. Consentida. Mía.Cruzo los jardines del Ala Suprema y me dirijo al Salón Privado de la Alfa.