ZOREN.

-La próxima vez, ni te molestes en abrir. Porque si vuelvo a encontrarte oliendo a otro... no sé de qué seré capaz.

No sé si la estoy amenazando...

O rogando que no lo vuelva a hacer.

Salgo del cuartel antes de que mi voz tiemble o mi rabia se convierta en algo más.

Mis pies apenas tocan el suelo cuando entro al bosque. Me dejo caer en mi forma de lobo. Tyler ruge en mi interior y yo corro. Corremos. Tan rápido como nos lo permite la furia.

El aire quema. El pecho arde.

¿Qué es esto? ¿Este ardor? ¿Este dolor?

La enfrenté. Le hablé claro. Y aún así... no lo negó.

La muy descarada me miró con esos malditos ojos brillantes y se quedó callada. Ni siquiera se molestó en mentirme.

Y yo...

Yo hice el ridículo.

No era por Amelia. Lo sé.

No le grité por lealtad a mi pareja. Le grité porque estoy jodidamente celoso.

Nunca en mi vida había sentido esto. Y es horrible.

Cuan