CAPÍTULO 102

SEMANA SE INCERTIDUMBRE

CAMIL ARAY

Farid, hombre inconsciente con mi sentido de la curiosidad, y lo estaba odiando por eso. Se había negado con todo su ser a revelarme algo, y solo dios sabe que le había insistido gráficamente hasta el m@ldito cansancio. Ya me sentía exasperada de tantos paños húmedos, y el árabe seguía renuente a cooperar. A veces podía ser tan necio como una mula.

Sencillamente solo había repetido también hasta el cansancio que todo estaba bien y que no ocurría nada de lo que debiese preocuparme ahora.

Llegó de la escuela con Emira, jugó con la niña y conmigo, me hizo compañía, e hizo parecer que era lo normal en la rutina diaria; pero esa vena seguía visible en el lado izquierdo de su frente. Esa vena solo se le marcaba cuando estaba realmente demasiado preocupado.

Al día siguiente llevo a la niña al colegio, regresó, pasó la mayor parte del día a mi lado. Vimos películas, comimos palomitas, me ayudo a bañar, como el más ejemplar de los futuros esposos, aún a
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