La lluvia caía suavemente esa noche.
La espaciosa y moderna casa de Olivia Grace permanecía en silencio. Detrás del lujo de las paredes de mármol y los ventanales de cristal, hervía una tensión invisible para el mundo exterior.
En la sala, Eliana Grace miraba a su madre con ojos llenos de ira y decepción. Su largo cabello negro caía sobre sus hombros, y su hermoso rostro estaba deformado por emociones que llevaba enterradas desde hacía demasiado tiempo. Sostenía con fuerza un vaso de jugo intacto.
Olivia estaba de pie junto a la ventana, mirando hacia el jardín delantero, donde Hunter Jackson y Joe acababan de entrar a la habitación de invitados. Su expresión era indescifrable: una mezcla de cargas del pasado, decisiones del presente e incertidumbres del futuro.
—¿En qué estabas pensando al traerlos aquí? —la voz de Eliana rompió el silencio. Era ronca, pero cargada de una tormenta de emociones reprimidas.
Olivia se giró lentamente.
—No tenían a dónde ir, Eliana. Joe… él es solo un ni