Me toma la mano y evitando a todos, nos dirigimos hacia la cabina nupcial.
Observo a nuestros familiares, a mis hermanas, cuñados y amigos, esperando que vivan el amor de manera tan intensa como lo hacemos Milo y yo.
Ya sea por una casualidad o por planes de hadas que no existen, en este caso, de locos como nosotros que esperamos volver a unir a Litia y a Rodo.
Entramos en la suite nupcial y me quedo impresionada al ver sobre la cama dos grandes corazones de flores silvestres y formando una “U” alrededor de ellos, tres pequeños corazones entrelazados, uno de flores rojas, otro de flores fucsias y otro de flores violetas.
Me quedo mirándolos con las lágrimas humedeciendo mis mejillas.
— Es hermoso y no sé si vayan a cambiar, pero en este momento puedo reconocerlas — Me acerco a los pequeños corazones de la mano de Milo.
— Rojo, Isla; ella va a ser alguien tan pasional que amará sin condiciones — Le digo y Milo