66.
Alba
—¿Cómo te fue con tu papá, mi amor? —le pregunté a mi hijo mientras desayunábamos.
—Muy bien —dijo, contento.
—No lo verás por algunos días, se va de viaje —le recordé—. Pero no te preocupes, que lo vamos a pasar muy bien en casa y en…
—¿Por qué? —preguntó, triste.
—Mi amor, ya sabías que papá tenía que irse. Tiene unos viñedos muy grandes en Francia, y espero que algún día te lleve a verlos.
—¿Uvas?
—Sí, mi vida, tiene muchísimas uvas —dije sonriendo—. Eres muy listo, mi amor.
Mi hijo sonrió y siguió comiendo. Al terminar, bebió de su copa transparente de plástico, en la que le encantaba tomar jugo de uva o de manzana. Su padre había comenzado ese juego, pero yo también le había comprado sus copas.
—Hoy iremos al parque con el tío José y Tristan. ¿Qué te parece?
—¡Sí! —exclamó, contento.
—Muy bien, entonces vamos a vestirnos, corazón. También veré si vamos de compras, porque tu papá me invitó a su fiesta de cumpleaños.
—Sí, mami.
Solté un suspiro y seguí desayunando. Aprovecha