38.
Alba
—Alba, pareces nerviosa, ¿sucede algo? —me preguntó Gabrielle mientras desayunábamos a solas—. ¿No irás a trabajar?
—Decidí tomarme un tiempo —contesté—. Ya sabes, el embarazo.
—Oh, pues me parece muy bien —dijo entusiasmada.
—De todos modos, saldré por allí de vez en cuando. También seguiré aportando a casa, ¿qué les parece?
—Cariño, no te preocupes por eso. Además, Gian pronto te va a proponer matrimonio.
—¿Tú crees? —fingí entusiasmo, aunque se me aceleró el corazón de todos modos. Pensar en Gian proponiéndome matrimonio era algo que mi yo de hace unas semanas y mi yo actual deseaban, pero por diferentes motivos.
Mientras que una parte de mí quería pasar el resto de su vida al lado de ese hombre, yo quería que me lo pidiera y así usarlo como él me usó a mí para sus asquerosidades. Me daba mucho asco pensar que Gian le reportaba todo a Cristel y que mantuvieran una relación entre ellos, pero procuraba no recordarlo para no rendirme.
Lo que ellos creían que hacían conmigo