PHOEBE
—No, no estoy de acuerdo con eso. Una amniocentesis es muy arriesgada para el bebé y sabes que se hace únicamente si es necesario.
—Lo sé, pero, aunque yo diga que me encuentro embarazada de él, se necesitaran pruebas que demuestren que es su hijo. Conozco, entiendo y asumiré los riesgos que conlleva el procedimiento. —dijo y negué.
—No, estoy segura de que la abogada podrá comprobarlo, podemos esperar hasta que nazca, jamás te pediría que te hagas un procedimiento como ese sin ser necesario. No, entiendo que desees ayudar, pero buscaremos la manera de hacerlo sin que tengamos que poner en riesgo a tu bebé. ¿Qué has pensado hacer? —pregunté y ella bajó su cabeza.
—Steven es un hombre casado, Phoebe, no hay nada que pueda hacer. Después de que hagamos el procedimiento, me iré a Barcelona, allá criaré a mi bebé.
—¿Te enamoraste? —pregunté y ella movió su cabeza en afirmación.
—Jamás me había sentido así con alguien, creo que por eso cometí ese tremendo error. —dijo y sonreí.