El alba despuntaba con una tenue luz dorada que bañaba el horizonte, tiñendo de cobre las torres del castillo de Velkan. La brisa matutina traía consigo el olor a hierba húmeda y tierra fresca, pero también algo más oscuro, algo que se escondía entre los recovecos del viento: un presentimiento de sangre y muerte. Mia, de pie en el patio principal, observaba cómo los soldados se preparaban para la partida. Sus movimientos eran rápidos y precisos, llenos de la tensión propia de los momentos previos a una batalla.Alhena, su loba interna, murmuraba en lo profundo de su mente, con su voz baja, pero firme, como el eco de un trueno distante. —Mia, no dudes. Sabes lo que está en juego. Ellos te siguen porque creen en ti. Y tú... debes creer en ti misma. Mia cerró los ojos por un momento, inhalando profundamente, dejando que las palabras de Alhena calaran en lo más profundo de su ser. Vestida con una capa negra que ondeaba suavemente con el viento, y con la máscara que ocultaba su rostro, era
Capítulo 65Demonio LoboEl campo de batalla se transformó en un torbellino de caos y sangre. Hombres lobo en su forma lupina se lanzaban contra los demonios con una ferocidad que solo el instinto y la desesperación podían alimentar. Las criaturas, con sus cuerpos grotescos y movimientos antinaturales, luchaban con una fuerza sobrehumana, emitiendo chillidos y gruñidos que resonaban como ecos de un abismo. Mia lideraba el combate, cortando el aire con su espada con una precisión mortal. Alhena, su loba interna, vibraba en su mente, ayudándola a anticipar cada movimiento enemigo. Sus ojos anaranjados brillaban como dos brasas encendidas, como un faro en medio de la oscuridad. Con cada demonio que caía bajo su filo, una determinación más profunda se afianzaba en su pecho.Deimos, a su lado, luchaba con una intensidad que superaba incluso a la de los guerreros más experimentados. Su forma de lobo era impresionante: un pelaje oscuro y musculoso, con colmillos que desgarraban carne demonía
El ejército fue recibido por los pocos hombres que permanecían en el castillo, quienes rápidamente comenzaron a ayudar a los heridos y organizar los preparativos para su estadía. Mia desmontó y entregó las riendas de su caballo a uno de los soldados antes de dirigirse a Seth.—Tu castillo será nuestro refugio temporal. —Declaró, con su voz cargada de autoridad. —Necesitamos un lugar seguro para planificar. Espero que tus hombres estén listos para apoyarnos…—Lo estarán. —Respondió Seth, con un ligero asentimiento. —Mi manada ha estado esperando esto. Ellos saben lo que está en juego, muchos perdieron a sus familias completas y solo quieren venganza.Mia lo observó por un momento con recelo antes de darse la vuelta para buscar a Deimos. Le resultaba irónico que sus soldados siguieran apoyándolo cuando su familia era la culpable de todas esas muertes, todo por poder e inmortalidad…De momento, Deimos era quien supervisaba la llegada de los soldados. Su expresión era seria, casi sombría,
Capítulo 67Demonio LoboEl castillo de Seth estaba sumido en el silencio absoluto. La lluvia torrencial que comenzó a las tres de la madrugada retumbaba contra las piedras ancestrales como si el cielo estuviera anunciando una advertencia ominosa. El sonido del agua filtrándose entre las grietas y cayendo en los charcos del patio parecía ser el único ruido que rompía la calma en el interior de la fortaleza. Mia estaba en la habitación que Seth mandó prepararle, frente a la mesa de estrategias donde había pasado las últimas horas estudiando el mapa del territorio y planificando las defensas para el siguiente ataque. A pesar de su agotamiento físico, su mente seguía trabajando sin descanso. Alhena, su loba interna, murmuraba advertencias en su mente: "El peligro siempre está más cerca de lo que parece, Mia. Mantente alerta."De repente, un grito desgarrador rasgó la tranquilidad, proveniente de las murallas del castillo. Mia levantó la vista de inmediato, sus ojos anaranjados brillaron
Capítulo 68Demonio LoboMia volviendo a su forma humana levantó la espada con ambas manos, la hoja centelleando bajo la luz de los relámpagos.—No subestimes la fuerza de Velkan. —Respondió, con su voz cargada de una mezcla de desafío y determinación. —Porque hoy tú caerás.Con un grito feroz, Mia se lanzó hacia él, esquivando sus garras mientras buscaba un punto débil en su defensa. Aamon, con su fuerza descomunal, contraatacaba con movimientos rápidos y letales, pero Mia, guiada por Alhena, lograba anticipar cada golpe, moviéndose aún más rápido que él. Finalmente, en un movimiento calculado, la reina logró herirlo gravemente, su espada atravesó su pecho en un ángulo perfecto. El demonio rugió de dolor, su grito resonó por todo el lugar como un lamento de agonía. Los demonios restantes, al escuchar el sufrimiento de su líder, comenzaron a retroceder. Aamon, tambaleándose, reunió las pocas fuerzas que le quedaban y se alejó, desapareciendo en la espesura del bosque. Aunque la retira
—Deimos. —Farfulló Mia, con un tono que exigía obediencia. —Trae el grimorio de curaciones de Blood Moon. Está en la biblioteca del ala este. Tal vez haya algo que podamos usar. —Añadió mientras recordaba la vez que se topó con el enorme libro cuando de escabullía para leer un poco escapando del infierno que había vivido en ese castillo.A pesar de sus dudas, Deimos asintió y se marchó rápidamente. Mientras tanto, los curanderos comenzaron a trabajar, pero el cuerpo de Seth seguía frío y su respiración apenas era perceptible.—Resiste. —Susurró Mia, más para sí misma que para Seth. Alhena, en su mente, también estaba inquieta. "Esto es un veneno antiguo, Mia. Solo magia profunda puede salvarlo."—Lo sé. —Respondió Mia internamente al tiempo en que algunas memorias de su pasado regresaron a su memoria, mientras tomaba la mano de Seth. Aunque la relación entre ellos estaba cargada de odio y conflicto, en ese momento, todo eso quedó a un lado. Seth había luchado por su manada, por su pueb
El castillo estaba sumido en una actividad frenética. Aunque Seth había sido estabilizado gracias al esfuerzo conjunto de Mia y los otros, el temor de un nuevo ataque y la presencia de Aamon rondaba en la mente de todos. La lluvia seguía azotando las paredes del castillo, como un recordatorio constante de la amenaza que aún persistía más allá de los muros. En su habitación, Seth descansaba en un lecho improvisado, mientras los curanderos trabajaban meticulosamente para reforzar el ritual que había salvado su vida. Mia permanecía de pie al lado de la puerta, observándolo en silencio. A pesar del alivio inicial al verlo despertar, las consecuencias del ataque y su estado aún frágil no dejaban de pesar sobre sus hombros.En ese momento, Deimos entró en la habitación, con su expresión seria y distante como de costumbre, pero sus ojos revelaban algo más: una mezcla de celos y preocupación, más ´por lo que creía que estaba sintiendo Mia en ese momento, que por la salud de Seth.—¿Qué hacemos
La noche seguía impregnada de misterio y de una brisa gélida que parecía traer consigo secretos ocultos. Mia avanzaba por el sendero oscuro que llevaba al centro del pueblo, flanqueada por Liam y un pequeño grupo de soldados de Blood Moon. A pesar del murmullo de la lluvia que seguía cayendo con fuerza sobre los tejados de las casas, las palabras de Liam eran claras, resonaban entre las gotas como un eco ineludible.—Siempre supe que eras especial, Mia. —Continuó Liam, con su voz calmada pero cargada de sinceridad. —Desde el momento en que te vi por primera vez aquí en Blood Moon, sabía que este lugar no podía contenerte. Había algo en ti, una fuerza, una voluntad… algo que no encajaba con esta manada. Eras demasiado para Seth, incluso en aquellos días cuando te hacían miserable.Mia, envuelta en su capa, mantuvo la vista al frente, con sus pasos seguros pero cargados de tensión. Aunque las palabras de Liam no eran completamente inesperadas, escuchar su admiración directa removió algo