Dominar III
-No. -Ana apretó los labios.
-¿Me estás subestimando?
-No -Dijo él, clavando otro golpe de hacha. -Te estoy evitando un accidente. Con lo torpe que eres, perderías un dedo en diez minutos.
Ella resopló.
-Podría sorprenderte.
-Por favor no lo hagas. -Dijo él con total sinceridad. -Estoy trabajando rápido. Si te pones a “experimentar”, jamás terminaremos antes de que oscurezca.
-Crees que no podría hachar un poco de madera, pero te diré algo, he hecho eso todos los inviernos por mi misma desde los diez. -Presumió cruzándose de brazos, pero al ver que él nuevamente la ignoraba chasqueó la lengua y volvió a mirar la cabaña, pensando si había algo que pudiera hacer por allí.
La naturaleza a su alrededor parecía más viva que hacía unos minutos. Había colores donde antes el hielo y frío había quemado y matado, tonos verdes en ramas que deberían estar muertas. Incluso sintió el olor leve a tierra húmeda, cómo la que puedes disfrutar después de las primeras gotas de lluvia en el