capítulo 2.

Mi respiración se acelera con cada paso que da, escucho sus botas y el crujir de la madera, eso me pone los nervios de punta.

El hijo de perra, está aquí, y vino a arrebatarme, lo único que me queda.

Si por un momento cree que lo voy a dejar humillarme, está muy mal, le demostraré que ya no soy esa niña de 17 años , la cual rompió y humilló, esa niña que le era devota en cuerpo y alma. Si él me odia, mi odio por él, es más inmenso que el cielo.

—No vas a saludar a tu rey, tiene mucho que no nos vemos—dice con un tono burlón.

Tomo un abre cartas, lo agarro con tal fuerza que mi corriente sanguínea se corta enseguida, y mi puño se pone blanco, la marca en mi dedo anular con sus iniciales, me arden de tal manera que parece que se va a incendiar.

Quiero matarlo, ver cómo su asquerosa alma se le va de su inmunda presencia, pero si lo hago acabaría muerta y está noche no es mi intención acabar de esa manera.

Solo han pasado unos minutos, pero parece una eternidad, respiro profundamente y volteo.

Enseguida sus luceros azules reflejan el odio que siente por mi, pero ya no me duele. Es cierto lo que dicen los marineros que nos vienen a dejar provisiones, Rhaegar se a convertido en un hombre frío y cruel todo su enorme lienzo lo expresa, con ese andar de león hambriento, que combina con su vestimenta negra, su rostro es más maduro y oscuro, tiene el cabello largo y tiene varias trenzas que representan las guerras que ha ganado, su musculatura es impresionante, sin duda alguna con una de sus manos me aplastaría mi cráneo, cualquiera que lo viera se desmayaría del miedo que infunde, pero a mi solo me causa repulsión y una aversión infinita, no deja de mirarme, aprieta su puño, se ve que al igual que yo, quiere matarme, llega hasta mi, y su mirada se torna más turbia y violenta, su vena yugular se le brota, y su respiración es como de un perro rabioso.

—¡Miren, miren! Que trajo la tormenta, un asqueroso cuervo de la tempestad.

El imbécil me toma de mi cuello, y lo aprieta, cortando considerablemente mi respiración —. Veo que te haz convertido en una insolente, ¿Dónde quedo la niñita que suplicaba?

—No lo sé, tú dime, ¿Qué haces aquí malnacido?, Y quita tu asquerosa mano de mi cuello—digo un poco sofocada.

—Sabes a que he venido, rata inmunda, a recuperar mi libertad y para que me pueda casar con una mujer de verdad.

—No me digas que has viajado tan lejos para eso, yo que pensé que venías a darme el pésame, mi amor.

—No me digas así—me aprieta más fuerte —. No sabes cómo me gustaría matarte.

—Hazlo infeliz, y ve como tú asqueroso reino arde en llamas, que no se te olvide que mi familia es la segunda más poderosa de todo Anderille, que mi linaje controla el comercio y los mares, si me matas, mi tío se unirá a tu medio hermano, para quitarte el reino, y si con eso acabas hecho m****a, mi muerte habrá valido la pena.

Veo su cara de sorpresa, el infeliz no se imaginaba que sé de Enzo su hermano bastardo, que el se ha levantado en armas para quitarle el reino, lo sé porque mis doncellas cada 4 meses que vienen a dejar neceseres, les sacan toda la información a los marineros.

—¿Cómo sabes eso?

—Sé más de lo que crees, así que suéltame o no querrás que empiece a gritar y que tus hombres vean que eres un malparido que trata mal a su reina.

—Te has convertido en toda una víbora, m*****a.

—Y una muy venenosa, que no teme hincarte el diente a ratas cómo tú, si me quitas lo que me pertenece por derecho, verás de lo que soy capaz.

—Sé de lo que eres capaz—dice furioso.

—No tienes ni idea, Rhaegar.

Me aprieta un poco más, y siento que me estoy mareando, trato de quitarle su mano, pero no puedo, me aprieta un poco más y me suelta, respiro hondo, y mis pulmones arden al llenarse de aire.

—Ves tu veneno no puede contra mi fuerza.

Lo miro con ponzoña, con saña, quiero hacerlo m****a.

—Eres más fuerte, pero no me mataste porque tienes miedo, si piensas que vas anular este matrimonio estás muy mal, así que si me permites tengo cosas más importantes que hacer.

Lo aviento y me dispongo a salir —.Te sacaré de aquí viva o muerta Aitana, y me libraré de ti por fin.

—Eso lo veremos, mi vida y por cierto espero que hayas traído a tus putas, porque las mujeres de esta isla no se tocan. Que pase una linda noche, su majestad.

—Mañana zarpamos—dice furioso

—Lo que usted diga, su majestad—expreso con sarcasmo, y me voy.

El corazón parece que va saliste de mi tórax, estoy sudando, estoy temblando, el imbécil solo vino a joderme más la vida.

¡Te detesto, maldito arrogante de porquería!

Camino lo más rápido que puedo, y puedo visualizar que hay un montón de gente, de seguro son los lacayos de ese troglodita, todos me miran con cierta curiosidad, cómo preguntándose: ¿Si seré la reina?

Camino más rápido, las miradas inquisitivas jamás me han agradado, me arde mi cuello, me siento asqueada de que el imbécil me haya tocado.

Camino un poco más aprisa, me urge llegar a mis aposentos.

Acelero el paso, y no puedo evitar sentir miedo, de que alguno de estos hombres, me clave un puñal por la espalda.

¡Tranquilízate Aitana!

Si te quisiera muerta el gusano, ya lo estarías.

Saco y meto aire para tratar de tranquilizarme.

El camino se me esta haciendo eterno, mi corazón late de manera tan salvaje que es doloroso, juro por Dios que siento que alguien está detrás de mi, así que corro, me importa muy poco que me vean, no dejaré que nadie me toque.

Por fin llego a mi recámara, me meto y le pongo seguro a la puerta.

Camino de un lado a otro, hasta que logro calmarme.

Ahora tendré que cuidarme de ese maldito, y de su gente.

Escucho que tocan mi puerta con gran ímpetu, brinco por el susto, pero enseguida me tranquilizo, porque escucho la dulce voz de Belinda:

—Mi señora, ¿Puedo pasar?

Enseguida corro abrirle.

—Belinda, el perro está aquí, y quiere deshacerse de mi.

De inmediato mi doncella clava sus luceros en mi cuello, y expresa angustiada: —. El rey se atrevió a hacerle esto, es un infeliz.

—Si que lo es, pero no le voy a dar el gusto, si quiere guerra, guerra tendrá.

Belinda me toma de la mano, y me sienta en la cama, me hace la cabeza para atrás y me mira detenidamente mi cuello —. Con agua helada, vamos a disminuir el morado de los hematomas, el rey es un animal, pero dígame cuando la tocó, vio deseo en su mirada.

—¡O otra vez con eso, Belinda! No voy a intimar con ese engendro del demonio.

—Mi señora, el sexo es un arma muy poderosa, con ella se han ganado guerras, se han destruido reinos, y usted es una mujer muy hermosa, que sabe cómo seducir a un hombre y como complacerlo, usted lo volvería loco.

—No, Belinda no me acostaré con Rhaegar, ese hombre es una porquería, lo que quiero es verlo destruido.

—Y por eso debes seducirlo, y cuando logré cautivarlo, y tenerlo en sus manos, lo hará añicos.

He de decir que el plan de Belinda es muy bueno, pero tan solo de pensar que ese cerdo promiscuo me meta su asquerosa verga, las tripas se me revuelven.

Verga que ha metido en no sé cuántas golfas.

—Mi señora—, Belinda me toma de mi mano —. Por favor, seduzca al rey, es la única oportunidad que tenemos de salir de aquí, hágalo por usted y por nosotros. Esta es nuestra oportunidad que tanto le hemos pedido a los Dioses, de salir de este horrible lugar.

Seducir al infeliz ese, no lo sé, es tanto mi odio por él, que no me puedo imaginar intimando con él.

—Lo pensaré, Belinda, ahora más que nunca necesito que sean mis ojos y oídos, porque de seguro el desgraciado va querer hacerme algo, y necesitamos estar alertas.

—Si, mi señora, ese infeliz no le hará nada, no mientras yo viva.

—Gracias Belinda, por estar conmigo, por no dejarme sola en mis momentos más oscuros que han sido bastantes.

—Yo a usted la quiero, y le hice un juramento a su madre, que la cuidaría de todos y de todo. Usted es una mujer inteligente mi señora, gánese al rey y hágale pagar todo el daño que le ha hecho. No deje que ese feliz la marchite, acabe con él.

—Jamás Belinda, al final de esta historia la que saldrá victoriosa seré yo, no te preocupes vamos a salir de este lugar, y tomaré mi lugar en el trono.

Lo digo con convicción porque eso es lo que haré, ¡Soy la reina!, y es hora que ese malparido llore lágrimas de sangre. Si en el pasado me acusó de ser un monstruo, estos años, él me convirtió en uno.

La venganza es un plato, frío y por fin los Dioses me han dado la oportunidad, de acabar contigo Rhaegar.

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