Capítulo 4.

¡Maldita sea!

¡Maldita sea!

¡Maldita sea!

El promiscuo no debería estar aquí, ahora que hago, tengo dos opciones: Salir de aquí, y demostrarle que no le tengo miedo o esperar a que el pervertido venga hasta mí, y estar a su merced.

Sin duda alguna la primera opción es la mejor, no me dejaré intimidar, sobajar, jamás, así que doy un par bocanadas de aire, y lo suelto lentamente.

—Sé que estás ahí, no tiene caso que te escondas, o que jamás habías visto una verga, si gustas puedes venir a arrodillarte, y darle una buena mamada a tu rey, pero es verdad eres una ignorante en esos temas—usa su nefasto tono burlón.

¡Hijo de perra!

Me sumerjo y nado hasta donde el perro está, antes de salir dejo a lado la vergüenza y el pudor, jamás un hombre me ha visto desnuda, y saber que será el primero, me llena de rabia, claro él no lo sabe, ni lo sabrá.

Me sostengo del barandal y salgo lentamente de la piscina, gracias a los Dioses, mi larga cabellera, se pega a mi cuerpo y me cubre mis pechos, y un p
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo