Cap. 6 Cálmate
En un intento desesperado por recomponer los pedazos de su cordura, Alba se aferró a los agravios, dejando que el rencor le diera una fuerza que el miedo le había arrebatado. El recuerdo de aquellos días, de las humillaciones durante su embarazo, fue un bálsamo venenoso que selló su determinación.
—No... —dijo, y su voz ya no temblaba, sino que resonaba con una frialdad cortante.
—Alicia es mía. Solo mía. ¿O ya no recuerdas lo que predicaba tu adorada Celeste? ¿Y tú, que le creías cada palabra? —Avanzó un paso, desafiante, su dolor transformado en un arma.
—¿Cuántas veces me gritaste en la cara que debía "deshacerme de ese embarazo"? ¿Cuántas veces me escupiste que ese bebé no era tuyo, que yo era una falsa, una infiel?
Una mueca de amargura y triunfo se dibujó en su rostro.
—Pues bien, he aquí la ironía. Así es, Lucius. Alicia no es tuya. Es solo mía. Y ni se te ocurra creer que puedes arrebatármela... o vas a conocer a una Alba de la que ni siquiera tienes memoria.
Su grito final fu