Cap. 51 Gracias, mamá
El rostro de mi madre se suavizó, sus ojos brillaron con una comprensión inmediata.
—Ella es asustadiza —continué, sabiendo que no hacía falta explicárselo.
—El estar aislada durante tanto tiempo, con tantos extraños... la ha vuelto un poco nerviosa. Solo... cuéntale esos cuentos lindos que me contabas cuando era niña. Le encantan. No sabes cómo. Siempre me pide que se los cuente una y otra vez, y a veces hasta se le pasa el sueño por la emoción.
La imagen de Alicia, con sus ojos grandes absortos en las historias de princesas valientes y bosques encantados, me llenó de una ternura que casi me dobla. Eran nuestro pequeño ritual, nuestro refugio compartido.
Mi madre asintió, una sonrisa cálida y triste a la vez dibujándose en sus labios.
—Claro que sí, cariño. Es más, voy a aprovechar eso para distraer a tu padre. Lo voy a llevar a casa, voy a hacer que se sienta un poco cómodo, y me lo llevo directo a ver a su nieta. Estoy segura de que se va a sentir feliz de estar con ella. Le hará b