Capítulo 10
El juego de Logan
—¿Qué hora es?
Eira abrió los ojos lentamente. Se había quedado dormida durante horas. Creyó haber despertado apenas una hora después de que aquel Alfa se marchara, pero el cansancio la venció y volvió a dormir.
—¡No! Ya es muy tarde, debo ir a la mansión —murmuró con urgencia.
Se incorporó de golpe, pero apenas puso los pies en el suelo, sintió algo húmedo entre sus piernas. Bajó la mirada y vio una leve mancha de sangre. El ardor persistía, aunque el dolor se había disipado considerablemente.
"Ese lobo… tiene magia o algo parecido. De lo contrario, no me habría quedado dormida así."
Se pasó una mano por el rostro, tratando de ordenar sus pensamientos.
—Muy bien, él se marchó sin despedirse. Tal vez, si se hubiera quedado, le habría confesado lo de mi maldición… pero al no verlo por aquí, significa que le fue bien y pudo irse sin problemas. Al menos podrá llegar a su destino. No debí preocuparme tanto.
Suspiró, aliviada, aunque una parte de su mente aún