Capítulo 263
Cuando se dio cuenta, él ya había posado sus labios sobre los suyos.

Ya habían compartido muchos momentos íntimos.

Conocían sus cuerpos incluso mejor que los propios.

Pero hasta hoy, nunca habían intercambiado un beso que pareciera propio de amantes.

—Sin relación con el deseo carnal.

Los movimientos de Andrés eran suaves, sus labios atrapando delicadamente los de ella, su lengua acariciándola con dulzura, como si estuviera tratando un tesoro precioso y frágil, con extremo cuidado.

La cabeza de Sonia comenzó a darle vueltas.

Sin darse cuenta, sus manos se habían aferrado al cuello de su camisa.

En ese momento, sonó su teléfono.

El sonido cristalino fue como una mano invisible que arrancó a Sonia de ese dulce paraíso ilusorio.

Apenas Andrés se sobresaltó, Sonia, reaccionando más rápido, lo empujó alejándolo.

También retiró el pie que él sostenía.

—¿Hola? —contestó el teléfono con voz algo ronca, pero ya había recuperado la compostura.

—Sí, te veo. Estoy dentro del auto.

Era el conductor
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