—¡Tu padre, Javier! ¡Suéltame! ¡Necesito ir al hospital! ¡Me voy a morir!
Rafael intentó forcejear, pero Sonia presionó aún más las tijeras contra su cuello.
—Estás mintiendo —dijo ella—. No te creo.
—¡Es verdad! ¡No te estoy mintiendo, Dana, de verdad no te miento!
—El plan original era secuestrarte y provocarte un accidente de auto —Rafael le reveló todo el plan—. Dijeron que te negaste a hacerle el trasplante a tu madre, pero como firmaste los documentos de donación de órganos, ¡si morías en un accidente, ella podría recibir el trasplante!
—Yo fui egoísta, pensé que como ibas a morir de todos modos, podría disfru...
Antes de que pudiera terminar, Sonia pisó repentinamente la herida en su abdomen.
La sangre brotó rápidamente mientras Rafael gritaba de dolor.
Lo que más le aterrorizaba era la mirada de Sonia.
Aunque sus manos seguían temblando de miedo, sus ojos eran fríos como el hielo, como si estuviera mirando algo sin vida.
Fue entonces cuando Rafael se dio cuenta: Sonia