La noticia que le dio el hombre gordo causó un sentimiento de malestar muy grande en Ellie, pero a la vez le dio algo de esperanza al saber que Gato quizá había sido capturado por la perrera municipal y estaba ahí. Sin perder más tiempo, después de articular sus ideas, subió a su auto y condujo en dirección al CACT, diciéndose a sí misma: Gracias a Dios, es sábado. Hoy trabajan hasta las 12 del día y apenas son las 7:45, ¡sí! En menos de 10 segundos aceleró de 0 a 100 kilómetros, la máxima potencia que ofrecía su vehículo. Salió del parque para tomar la calle del arroyo en dirección al norte, esquivando los pocos carros que había a diestra y siniestra. Algunos conductores atrevidos le gritaban toda clase de cosas: “¡Maldito borracho de pacotilla!”, “¡Estúpido, excedes el límite de