La silla en la que estaba sentado era incomoda, de madera y casi astillada. ¿Acaso por ser un trasgo no podían haberle traído algo mejor?
-¿Entonces que es lo que recuerdas?
-Ya se los dije ayer- contesto con brusquedad el muchacho. No es que el fuera maleducado, pero el interrogatorio de ayer ya había sido largo, y era doloroso traer de vuelta todos aquellos recuerdos. Ahora mismo, los quería lejos. Muy lejos de él y de sus pensamientos. Y por sobre todo, quería a los miembros del consejo lejos de sus hermanos.
-¿Que hay del enano?
-Se llama Oliver- intercede Charlie
-El pequeño no sabe nada, estuvo dormido todo el tiempo- intercede la voz suave de una mujer, casi como una salvación en medio de la guerra
-¿Y el mas grande?- pregunta una señora de lentes
-El se llama Max
-La misma historia – le contesta otro miembro. Ignorando por completo a Charlie.
-El único que logro despertarse en medio del incendio fue el- sus ojos se posan en el muchacho rubio y delgado de la silla - pero no rec