Luciana se dejó caer en el asiento trasero del auto, sintiendo el peso completo de la confrontación finalmente golpeándola. Sus manos temblaban mientras abrochaba el cinturón de seguridad, y podía sentir las lágrimas amenazando con caer aunque trataba desesperadamente de mantener compostura frente a Jerome.
—Llévame al departamento de Ethan, por favor. —Dijo, su voz saliendo más ronca de lo que esperaba.
—Por supuesto, señorita Sterling. —Jerome respondió profesionalmente, pero ella podía ver en el espejo retrovisor la preocupación en sus ojos.
Mientras conducían por las calles de Manhattan, Luciana sacó su teléfono con dedos, buscando el contacto de Damian Cross. Necesitaba actualizar al hombre que había hecho posible su libertad.
Cross contestó al segundo tono, su voz controlada, pero con nota de anticipación evidente.
—Luciana. Supongo que la reunión ya ocurrió.
—Ya está hecho. —Luciana confirmó, respirando profundo para mantener su voz estable—. El compromiso está oficialmente dis