Luciana despertó con el cuello rígido y el cuerpo tenso incluso en sueños, reproduciendo en bucle el momento en que las luces traseras de la limusina de Stefan desaparecieron entre los árboles.
Hacia donde Sofía esperaba.
Se duchó con agua casi hirviendo, tratando de quemar la sensación de humillación que se había pegado a su piel. El vapor llenó el baño hasta que apenas podía respirar.
Cuando salió envuelta en una toalla vio su teléfono parpadeando en la mesita de noche.
Un mensaje de Ethan.
"Hola Lu ¿Tienes tiempo para que hablemos hoy?"
El corazón de Luciana se detuvo por completo. Leyó las palabras tres veces, como si pudieran cambiar de significado con cada lectura.
Lu. El apodo que él le puso desde que empezaron su noviazgo y luego todos comenzaron a usar para dirigirse a ella en el campus.
Sus dedos temblaron sobre la pantalla.
Culpa por un lado: Stefan era técnicamente su prometido, sin importar cuán falsa fuera la relación. Verse con Ethan sería echar gasolina al fuego.
Pero e