DANTE
Mi despacho tiene una entrada secreta que va directo hasta el sótano en donde me encargo de resolver estos asuntos, sin embargo me gusta tener todo bajo control, poder controlarlo todo y es justo por eso que tengo cámaras aquí que me permiten ver toda la casa.
Y es justo asi que puedo ver a Lucía entrar al pasillo que conduce hasta aquí.
Mirando a Luciano simplemente le digo:
—Sigue encargandote.
Subo las escaleras sin detenerme a limpiarme y cuando salgo al pasillo entonces lo primero que veo es a Lucía, inmóvil, atrapada entre el miedo y la confusión.
—¿Por qué no pudiste obedecerme, Lucia?
Mi voz sale más fría y baja de lo normal, pero es que no puedo contener la rabia que me llena. Es la segunda vez que me desobedece directamente.
Le di una orden, solo una y ella parece totalmente incapaz de obedecer y eso es algo que no puedo permitir, que en mi mundo no se permite.
Noto como su respiración es irregular, y sus manos tiemblan ligeramente mientras me mira fijamente, sus ojos