Izel
No estaba dormida.
El cielo estaba despejado aquella noche. Desde mi habitación, podía verlo. Sereno, tranquilo, luminoso... cómo si estuviera anunciado un milagro.
Me recosté en los tapetes, los brazos cruzados bajo la cabeza, y observé las estrellas con la misma reverencia con la que otros observan los códices.
Una brisa tibia entraba por la abertura de la pared. El aire olía a piedra caliente y a humo lejano.
Sentí su presencia antes de que su voz llegara.
"¿Estás despierta, Lumbre?"
Sonreí.
"No duermo mucho últimamente."
"¿Por qué?"
"Porque tú estás cerca. Y eso me quema."
Era verdad. Desde hace semanas, algo en la conexión se había vuelto distinto.
Más intenso.
Más físico.
Cuando me hablaba, ya no era solo un pensamiento. Sentía su respiración, el eco de su pecho, el temblor de su voz cuando dudaba.
"¿Cómo así?"
"No lo sé. Siento tu aliento más cerca de mi cuello. Como si pudiera tocarte si me concentro."
Su silencio fue una respuesta. Lo sentí estremecerse.
"Yo también t