Dos semanas antes de la confrontación, Ginebra, Suiza.
El helado aire alpino envolvía el balcón del ático alquilado, pero Valeria apenas lo sentía, estaba parada frente a la ventana, no admirando el lago, sino observando la pantalla de su tablet donde parpadeaban tres ofertas de empleo, Goldman Sachs, Credit Suisse y el Fondo de Inversión Albornoz, cifras con demasiados ceros, bonus de bienvenida que habrían sido un sueño hace cinco años.
Hoy, eran irrelevantes, basura corporativa.
—Doctora Serrano, el señor Petrov ha solicitado una respuesta formal antes del mediodía —informó Elsa, su asistente, desde la sala contigua, la voz de Elsa era tan fría y precisa como un algoritmo bien escrito.
Valeria no se movió, su traje de negocios, esta vez un blazer de seda cruda color crema, era la perfecta imagen de una mujer que podía permitirse el lujo de rechazar millones.
—Dile a Petrov que su propuesta es interesante, Elsa, pero carece de desafío, le deseo suerte para encontrar un analista que quiera limitarse a mover capital de un país a otro, mi valor reside en la destrucción creativa.
La Doctora Valeria V. Serrano era el mito que Valeria Veras había pasado media década creando, una estratega implacable, una prodigio en la identificación de vulnerabilidades, y una mujer que solo aceptaba proyectos que prometieran una guerra intelectual, su currículum, meticulosamente inflado con credenciales académicas legítimas y referencias de círculos cerrados, era el único documento que Leonardo Blake jamás vería.
Su verdadero objetivo no era el dinero de esos bancos, era la oficina adyacente a la de Leonardo Blake en la Torre Blake.
—¿Alguna novedad de Blake Capital Group, Elsa?
—El portal de empleo aún lista el puesto de Asistente Ejecutiva Senior como ‘Abierto y Urgente’ Ha pasado un mes desde que renunció el último candidato, los requisitos del señor Blake son imposibles de cumplir: diez años de experiencia, dominio de tres idiomas, maestría en finanzas y habilidades de supervivencia en un ambiente hostil, Es, como usted lo llama, un puesto autodestructivo.
Valeria sonrió, esta vez una sonrisa genuina, aunque completamente carente de calor, era exactamente lo que necesitaba, la reputación de Leonardo Blake como un jefe intratable, un tirano despiadado que consumía asistentes como aperitivos, era su mayor aliado, nadie lo suficientemente competente quería el puesto y nadie lo suficientemente desesperado cumplía el perfil, el universo de candidatos se había reducido a un punto ciego que solo ella podía ocupar.
—Es hora de aplicar el factor de la escasez, Elsa.
Valeria se dirigió a su centro de comando, un escritorio minimalista con tres monitores, cada uno ejecutando un sistema de encriptación diferente, había pasado los últimos tres meses diseñando la estrategia de infiltración, su plan no era postularse, era hacer que Leonardo la necesitara.
Elsa proyectó una tabla de organización de Blake Capital, el Departamento de Recursos Humanos, una pequeña burbuja de ineficiencia bajo la sombra del CEO.
—Los analistas de talento de Blake están en pánico, Doctora, han usado cazatalentos en todo el país, ninguno califica para su estándar, y los que sí, rechazan la hostilidad.
—No quieren una asistente, Elsa, quieren una barrera de contención y Blake no busca lealtad; busca una mente que pueda desafiarlo sin temblarle la voz —Valeria tecleó rápidamente, su acceso ya estaba establecido gracias a una vulnerabilidad que había explotado en la red externa de Blake meses antes— Vamos a alimentarles la solución, pero con un precio.
La pantalla mostró un número encriptado, era el teléfono de Marcus Thorne, un tiburón del hedge fund de Wall Street, un archienemigo declarado de Blake, con quien Valeria había cruzado caminos brevemente en Ginebra, forjando una alianza tácita basada en el mutuo desprecio por el CEO.
Marcus Thorne era el anzuelo perfecto, él tenía los contactos dentro de Blake Capital (amigos en la junta, socios corruptos) y el motivo: ver a Leonardo sufrir una humillación interna.
Valeria activó la llamada segura.
—Marcus, soy Valeria, necesito un favor que te costará tu conciencia, pero te dará satisfacción eterna.
La voz de Thorne era gutural y profunda, con un tono de cinismo que casi igualaba el de Leonardo —Valeria, mi conciencia se vendió por una participación mayoritaria en el 98 ¿Qué necesita la prodigio suiza para bajar de sus nubes de ética?
—Necesito el puesto de asistente personal de Leonardo Blake.
Un silencio prolongado, luego, una risa áspera y descontrolada del otro lado.
—¿Te has vuelto loca? ¿Meterte en la boca del león? Creí que ibas a comprar su holding y desmembrarlo en público.
—Mi estrategia ha cambiado, la destrucción desde fuera es lenta, la implosión desde dentro es artística, él me destruyó desde dentro con una firma, yo haré lo mismo con su imperio.
Thorne se calmó, podía oler el riesgo y la ambición, los únicos afrodisíacos de Wall Street.
—El puesto no se obtiene con influencias, Valeria, se obtiene con la aprobación de Blake, es una entrevista personal.
—No la necesito, necesito que la alta gerencia de Blake crea que me están robando, escucha atentamente, en las próximas 48 horas, quiero que tres personas clave reciban información idéntica: el Director de Personal, el Jefe de Seguridad y un miembro de la Junta Directiva. La información es la siguiente: La Dra. Valeria V. Serrano, la analista de riesgos más caliente del mercado, está a punto de firmar un contrato vinculante con Gartner Securities, pero Blake Capital tiene 24 horas para hacerle una oferta irresistible si quiere tener alguna esperanza.
La estrategia era brillante en su simplicidad, no era un CV; era un ultimátum.
—Estás creando una emergencia de talento para Blake, si Gartner te quiere, Blake te necesita —dijo Thorne, su voz teñida de admiración— Pero, ¿cuál es el costo, Valeria? No hago favores.
Valeria miró la fotografía de su padre en el escritorio, el fragmento de mármol sucio, el juramento.
—El costo es alto, Marcus, tendrás acceso, exclusivamente por mi conducto, a la metodología de Blake para la adquisición de la Consultora Veras de hace cinco años, no los documentos finales, sino el proceso de ingeniería social que utilizó, es un mapa de vulnerabilidad para su imperio, un conocimiento que podría valer miles de millones para ti.
Marcus Thorne carraspeó, este era el precio que había estado esperando, la debilidad del enemigo expuesta.
—Es un trato diabólico, quiero el pago por adelantado en forma de la anulación de una pequeña deuda que tengo con un socio y quiero el resto de la metodología de Blake al final de los tres meses... si logras sobrevivir.
—Trato hecho, te enviaré los detalles de la anulación de la deuda en una hora, ahora, activa la señal de alarma en Blake Capital, Marcus, diles que el mercado se está llevando a su única esperanza, haz que me rueguen por esa entrevista.
Valeria cortó la comunicación.
El plan de Valeria se activó con la precisión de un reloj suizo, en menos de doce horas, la semilla de la urgencia había sido plantada en tres puntos críticos de Blake Capital:
El Director de Personal (El Miedo): Recibió una llamada anónima con acento británico, alertándolo sobre la inminente firma de Serrano con un rival, su mayor miedo era fallarle a Blake.
El Jefe de Seguridad (La Paranoia): Su sistema registró un aumento inusual de las búsquedas del nombre "Valeria V. Serrano" procedentes de servidores vinculados a la competencia, paranoia: ¿por qué los rivales están tan interesados en alguien que no quieren?
El Miembro de la Junta (La Codicia): Un socio de Thorne le sugirió casualmente que si Blake Capital no tenía a la mejor asistente, sus rivales usarían esa debilidad en la sala de juntas.
El resultado fue inmediato y caótico, Blake Capital no podía permitirse que un talento tan raro —una analista de riesgos que quería ser asistente— terminara en manos de la competencia, no por la asistente en sí, sino por la humillación y el mensaje que enviaría al mercado: Blake no pudo asegurar ni siquiera a su propio personal clave.
El teléfono de Valeria sonó, el identificador mostró: Blake Capital Group, RR.HH.
Valeria dejó que sonara, quería que esperaran, quería que sintieran la desesperación.
Elsa, que estaba en la sala, casi se mordió el labio por el nerviosismo.
—Está llamando el Director de Personal, Doctora y acaba de enviar un correo electrónico con el título: URGENTE: SOLICITUD DE REUNIÓN INMEDIATA.
—Que espere, le enseñaremos que la Dra. Serrano no atiende a las urgencias de los demás, ella crea las urgencias.
Diez minutos después, el teléfono sonó de nuevo, esta vez, era el propio Director de Recursos Humanos, Valeria descolgó con una voz que era seda sobre acero.
—Doctora Serrano, perdone la insistencia, hemos revisado su perfil, es... asombroso, por favor, necesitamos reunirnos con usted, el señor Blake no tolera los vacíos de personal en su oficina.
—Entiendo, sin embargo, acabo de recibir un borrador de contrato muy atractivo de Gartner, a menos que la reunión sea extremadamente convincente y me ofrezca un desafío intelectual que eclipse el de la banca de inversión, no tengo tiempo.
—¡Lo garantizo! El señor Blake, él... él requiere un nivel de compromiso y una mente brillante que solo usted posee, podemos ofrecerle una entrevista mañana a primera hora.
Valeria fingió dudar, haciendo una pausa dramática.
—Muy bien, mañana a primera hora, pero que quede claro: yo voy a la reunión para evaluar a su empresa, no para que su empresa me evalúe a mí.
Colgó, la entrevista estaba garantizada, la proximidad, forzada.
Valeria se quitó el traje de blazer y se dirigió a su ventana, la luz del sol se reflejaba en el lago Lemán, pero su mirada estaba en el Atlántico, en Manhattan.
Elsa entró con una copa de agua.
—Lo lograste, Valeria, pero Thorne, es un riesgo, te ha puesto una fecha de caducidad de tres meses.
—Lo sé, Elsa, es la naturaleza de la guerra, uno de los riesgos en mi currículum es que tengo un pasivo con Marcus Thorne, pero él es predecible, lo único que le importa es el dinero, Leonardo... él es más complejo.
Valeria tomó la astilla de mármol sucio que había traído de su visita a las ruinas y lo sostuvo en su palma.
—Thorne quiere mi conocimiento, Leonardo, me quería vulnerable y yo quería venganza, el precio de la traición de Thorne es alto, pero el precio del Contrato de Venganza de Leonardo será su imperio.
Miró el trozo de mármol, el óxido y la suciedad, la prueba del dolor.
—Elsa, prepara mis maletas, solo lo esencial y reserva un vuelo para esta noche, no esperaremos a mañana, quiero estar allí, en el corazón de su ciudad, antes de que el Director de Personal pueda cambiar de opinión o que Leonardo se dé cuenta de que su nuevo asistente es una amenaza.
La Doctora Valeria V. Serrano se había movido con inteligencia, había convertido su propia catástrofe personal en la ventaja más potente: el conocimiento íntimo de la mente de su enemigo, el puesto de asistente personal no era solo un trabajo; era una orden judicial de proximidad, autoimpuesta y financiada por el dolor.
Ella había manipulado el sistema para forzar la reunión, ahora, solo faltaba el cara a cara.
Valeria sonrió, esa sonrisa fría que prometía ruina, el juego de Leonardo con el contrato de tres meses y el desafío ("...si aún te atreves") no era más que una pieza en el tablero de ajedrez que ella había estado jugando durante cinco años y ahora, ella estaba lista para reclamar la corona.