Día seis 10:00 PM, el Estudio Privado de Javier.

Elsa había coordinado la logística con la fría precisión de un muro de hielo, asegurando que la "reunión de auditoría" pareciera inevitable y profesional, pero el entorno era todo lo contrario.

El estudio privado de Javier no era la oficina moderna de Blake Capital, era una habitación forrada en nogal oscuro, llena de libros antiguos, mapas de navegación marítima y, en el centro, un escritorio de caoba maciza, no había ventanas al exterior, solo una claraboya que ofrecía una vista vertical de las estrellas de Manhattan, era el lugar que Javier había diseñado para sentirse anclado y solo, su santuario personal y, ahora, el lugar donde Valeria ejecutaría su golpe maestro.

Javier había cedido al fin, convencido por la sutil amenaza de Valeria: que la QHI solo respetaría un análisis de riesgo si incluía la seguridad física del punto más vulnerable: el código de control final de Aquilea.

—Bienvenida, Doctora Serrano —dijo Javier, sin su corb