Bloom divagaba por las vías de París, vivía en la calle luego de perder a sus padres y todo su dinero. Un día es llevada a una especie de instituto donde Lady Vivian las transforma en máquinas de seducción, les ofrece todo lo necesario. Y luego les asigna un objetivo el cual deben enamorar y sacarle una buena cantidad de dinero para ella. A Bloom le fue asignada la misión de enamorar al gran empresario James Maxwell, un multimillonario dueño de una marca de perfumes. Un gran partido sin duda alguna, Pero ¿Qué sucede cuando Bloom descubre que él fue quién asesinó a sus padres y abuso de ella cuando era menor? ¿Lo perdonará? ¿O aprovechará su posición para vengarse finalmente de él? ¿Echará a perder su misión? ¿Te atreves a descubrirlo?
Leer másCaminar por las calles era una de mis actividades rutinarias, desde la muerte de mis padres lo perdí todo. Mi casa, los autos, la gran vida que tenía quedó en el olvido. Como era menor de edad, no podía adquirir nada de la herencia de mis padres. Tendría que esperar hasta los dieciocho para lograr usar ese dinero y enderezar mi vida. No tenía familia alguna, mis padres se mudaron a este país cuando yo tenía poco más de dos meses de nacida, querían un cambio de 90 grados, por lo que empezaron de cero aquí. Murieron en manos de unos hombres detestables, desconozco las razones. Solo sé que lo perdí todo y desde entonces, vago por el mundo sumida en soledad y pobreza.
Huía a como diese lugar de las personas del servicio social, esas casas de niños huérfanos eran la pesadilla hecha persona. Viví en dos casas temporales por 4 años, nos obligaban a trabajar en lugares clandestinos y a vender cosas, nos daban comida de mala calidad y ropa sucia. Era mejor por mucho estar en las calles que en esos lugares, tenía una amiga de sobrevivencia como solíamos llamarnos, con la cual nos protegíamos la una a la otra de la realidad que azota las calles de la fría ciudad. Su nombre era Rachell, quedó huérfana luego de que sus padres perdieran la vida en un terrible incendio en su casa de verano. Rachell logró salvarse del terrible hecho gracias a que se encontraba bañándose en el lago. Nos conocimos en una casa temporal hace un año, desde entonces nos hicimos inseparables.
Hemos huido de muchos proxenetas que querían aprovecharse de nosotras, nos hemos salvado el pellejo como se dice popularmente en las calles. La vida que solía llevar no se parece en nada, a la que llevo ahora. Recuerdo como mi madre solía peinarme por horas el cabello, sentada en sus piernas mientras me contaba cuentos donde las princesas eran felices por siempre. Recuerdo a mi padre sentado en su silla favorita leyendo el periódico y hablándole a mi madre sobre las finanzas del país, el olor a café recién hecho que nos preparaba mi nana, la señora Ana. Los huevos fritos y el bacón en mi plato, el jugo de naranja recién exprimido. Nunca imagine que aquello rutinario para mí en aquel entonces, seria ahora todo un lujo. Algo inalcanzable que no probaría nunca más, había olvidado lo que era comer caliente.
—¿Qué piensas, Bloom?—preguntó Rachell mientras tendía la vieja manta sobre un cartón.
—Recordando mi vida, antes de toda esta m****a.—respondí.
—¡Uff ni que lo digas! Mi vida era de película, no sé en qué momento se acabó—dijo está mientras se abrigaba con su manta.—, ¡Que frío de m****a!
—Seguro algo bueno nos espera, Rachell—animé—, tranquila, el frío pasará. Roguemos que no llueva otra vez…
Pedí mirando al cielo, estaba muy nublado y gris. Los días anteriores había estado lloviendo de manera brutal, lo cual nos dejaba empapadas de pies a cabeza, temblando, sin ropa de cambio y con una posible gripa. Habíamos encontrado un pasadizo entre dos casas enormes, nos habíamos saltado una cerca, pero era el único lugar seguro que encontramos para pasar la noche. Habíamos puesto unos cartones encima de otros, para podernos acostar y dormir tranquilas.
Al día siguiente, sentí el sol quemando mi cara. Abrí los ojos rápidamente y moví a Rachell. Debíamos irnos de aquí antes de que nos vieran y llamaran a la policía o nos echasen agua como antes había pasado en otros lugares.
—¡Rachell, es hora irnos!—avisé.
—¡Cinco minutos más, por favor!—rogó.
—No se puede, nos verán—respondí zarandeándola.
—¡Agh! Odio que tengas razón.—respondió levantándose.
Nos levantamos y recogimos nuestras mantas, las guardamos en nuestras mochilas y estábamos por irnos cuando escuchamos gritos.
—¡Eh, ladronas!—gritó una señora desde la ventana de una de las casas adyacentes a donde dormimos.—¡No se muevan de ahí, llamare a la policía!
—¡Mierda, corre Bloom! —pidió y juntas salimos huyendo.
Nos saltamos la cerca con torpeza, pero seguimos corriendo como si no hubiese un mañana. Debíamos buscar un nuevo lugar donde pasar la noche y estar seguras. Caminamos por horas divagando en las calles de la ciudad, como era costumbre. Pedíamos algo de dinero para poder comer, también nos ofrecíamos en restaurantes para lavar los platos a cambio de comida. A veces aceptaban otras no, pero siempre encontrábamos la forma.
—¡Oye Bloom, mira!—dijo Rachell señalando una cuerda con ropa tendida.
—Ni lo pienses, no somos ladronas—la reñí.
—Bloom, no nos vendría nada mal.—respondió—, Esas mantas se ven calurosas, ni hablar de los suéteres. —dijo con ensoñación.
—Pues…tienes razón. —dije aceptando. —, ¡Qué más da, tómalos!
Sin pensarlo mucho y antes de que me arrepintiera tomamos las pertenencias y corrimos hasta un parque cercano de la zona en la que estábamos. Nos sentamos en una banca y vimos lo que habíamos tomado, eran dos mantas en buen estado y recién lavadas. Unos pantalones algo grandes y anchos, unas camisetas y suéteres de lana. No eran nuestras tallas, pero era ropa de mujer y con eso bastaba. Fuimos a una estación de servicios donde la dueña nos apreciaba mucho y siempre nos dejaba asearnos allí.
—Buenos días señora, Roxana—saludamos.
—Hola mis niñas, que bueno verlas—respondió—, Tenían mucho sin venir, me preocupe que les hubiese ocurrido algo.
—Hemos estado por otras zonas, Roxana—respondió Rachell.
—Lo bueno es que no les ha ocurrido nada, ¿tienen hambre?—preguntó y solo asentimos.—, Vengan chicas, tenemos poco tiempo antes de que llegue Fausto.
Fausto era su esposo, Roxana era abusada y golpeada por este hombre sin escrúpulos. Cuando conocimos a Roxana intento ayudarnos, pero ese hombre quiso abusar de nosotras y huimos. Desde entonces solo venimos a ducharnos y a saludarla, es un monstruo, pero Roxana tiene la esperanza de que cambie y la trate como se lo merece. Nos duchamos rápidamente y colocamos la ropa limpia, se sentía tan bien oler a jabón, ordene mi cabello en una trenza para evitar enredarlo. Roxana nos dio una rica sopa caliente y le agradecí muchísimo, por fin comida decente y sobre todo caliente. Terminamos ayudándola un poco con el trabajo para luego irnos, debíamos buscar donde pasar la noche antes de que oscureciera. Emprendimos nuestra caminata a lo largo de la ciudad, yéndonos al sur. Pedíamos dinero a familias que caminaban por las calles, a algunos autos hasta juntar un poco de dinero para la cena.
—¡Hey chicas!—nos llamó una chica un poco mayor que nosotras.
—¿Qué?—respondió Rachell.
—¿Quieren pasar la noche en una casa?—ofreció.
—¿De qué hablas?—pregunté con interés.
—Vengan conmigo, Lady Vivian las recibirá.—respondió.
—¿Quién es Lady Vivian?—preguntó Rachell.
—Es una señora que acoge en su casa a chicas de la calle—volvió a responder—, Tranquilas, no las prostituye o algo así.—continuó al ver nuestras caras de sorpresa.
—¿Y que nos pide a cambio?—pregunté—, Sabemos bien que nada es gratis.
—Nada, es un alma de Dios.—respondió—, Mi nombre es Mindy, ella me recogió de la calle cuando tenía dieciséis. Es una mujer con mucho dinero que le gusta ayudar a las menos afortunadas como nosotras.
—Yo voy si tú vas, Bloom—me susurró en el oído Rachell.
—Nada puede ser peor que vivir en la calle, ¿verdad?—respondí.
—Exacto, yo voy.—dijo Rachell.
—Y yo—termine aceptando.
Seguimos a la chica pelirroja de nombre Mindy, hasta una urbanización privada, era un conjunto de casas muy lujosas y enormes. Parecían castillos, nos guio a lo largo de las calles hasta llegar a una casa de color crema y azul, un hombre de traje negro nos abrió un gigantesco portón negro permitiéndonos el paso al interior del recinto. La casa era lujo puro por donde la viéramos, había muchas chicas jóvenes también, vestidas con una especie de uniforme que consistía en un vestido azul celeste largo hasta más arriba de la rodilla y tacones a juego. Estaban muy arregladas y lucían impecables, seguimos caminando hasta detenernos en una especie de oficina, Mindy llamó a la puerta y esperamos el “adelante” para poder entrar.
—Lady Vivian, he encontrado a este par de jóvenes en la calle.—indicó para luego retirarse y dejarnos a solas con la mujer, era mayor quizá unos cuarenta años, tenía numerosas operaciones quirúrgicas y vestía de traje negro.
—Nombres y edades, por favor—ordenó.
—Rachell Boland, Diecisiete años.—respondió mi amiga.
—Bloom Jonhson, Diecisiete años.—respondí.
—Vaya, que adorable voz.—dijo acercándose a mí—, ¡Tienes mucho potencial, querida Bloom!— dijo contenta dando vueltas a mi alrededor.
—¿Potencial para qué, señora?—pregunté con curiosidad y nerviosísimo. Su mirada no me transmitía nada bueno.
—Para tener un futuro brillante, querida Bloom—respondió y sentí erizarse mis vellos por un momento.
La vida es una montaña rusa de emociones, de sensaciones y de sentimientos. Un día podemos estar en lo más bajo, mientras que al siguiente estamos en lo más alto. ¿Qué ironía no? en mi caso solía estar casi siempre abajo, porque incluso cuando pensaba estar en lo alto, seguía estando en lo bajo. Vivir en las calles te enseña a valorar y apreciar muchas cosas que nunca imaginamos que nos harían falta, cuando fui llevada a la casa de Lady Vivian, creía estar en lo más alto. Pero claramente estaba equivocada, me inmiscuí en una red de irregularidades que me llevaron a la ruina personal. Pero asimismo me guiaron a encontrarme con la persona que estaba destinada para mí. No todo era gris, gracias al diablo llamado Lady Vivian, había conocido lo grande que es el amor y lo necesario que es tener a alguien que te cuide y vele por tus intereses, integridad y seguridad
La noticia de un desmantelamiento de una gran organización corrupta del gobierno, causaba revuelo en todo el país. Por no decir que, en el mundo, las revistas, periódicos, blogs, noticieros en la tv, portales webs y radio, no paraban de hablar de como el empresario James Maxwell había logrado desmentir a Romanov. Quienes eran los culpables de múltiples homicidios y eventos ilícitos e ilegales, se volvió una celebridad. Verlo en cada portada y leer su nombre en los titulares, marchitaba un poco más mi corazón. Bien dicen que el tiempo sana las heridas, esperaba que estos seis meses hicieran efecto en él y pronto en mí. ¿Cómo superas el perder al amor de tu vida? No contestó mis llamadas, mensajes o cartas. Los viejos sabios dicen en proverbios que la mejor forma de matar a alguien es ignorándolo y cuánta razón tenían, por algo eran sabios, &iques
—¿Cómo te fue? —preguntó Melody desde la otra línea.—Ya la tengo, estoy regresando a Londres—respondí. —, ¿Cómo están ustedes?—Bien, estamos en Milán. Nos instalamos en un departamento, tu hermana y la mamá están muy contentas—respondió.—Perfecto, cuídense mucho—respondí—, Ya todo esto acabará pronto.—¿Vas a decírselo? —preguntó y asentí, hablábamos por videollamada. —, Suerte, espero que lo comprenda.—Yo también espero lo mismo—respondí—, Debo dejarte, ya llamaron a mi vuelo.—Adiós, suerte Bloom. —colgó.Tomé mis pertenencias y subí al avión, las horas se volvieron minutos y al aterrizar en la ciudad. Me volví un manojo de nervio
Junto con Melody salimos de la habitación, James se encontraba sentado en el sofá grande hablando por teléfono. Mientras que Elizabeth y Alexandra estaban recostadas en los otros medianos. El ambiente se sentía tenso y pesado, cuando me vieron acercarme se acomodaron en sus asientos, James colgó su llamada telefónica. Trague saliva y tome aire llenando mis pulmones para poder hablar.—Necesitamos ponernos a salvo, no podemos seguir en este departamento—avisé—, Tengo ahorrado dinero que puede servir para salir del país.—Yo soy la heredera de la fortuna de mi esposo—respondió Melody—, Podemos irnos a Milán, hay propiedades y puedo conseguir las llaves.—Perfecto, mientras más lejos mejor—respondí—, Deben tener mucho cuidado, no dar sus nombres reales y evitar el foco público. Recuerden que Lady Vivian, tien
Mi mente despertó del sueño profundo en el que había caído, intente moverme, pero me dolía todo el cuerpo. Estaba conectada a varios cables y el sonido de las maquinas hacia doler mis oídos. Estaba en un hospital, al menos no morí, primero tengo que salvar a James. Enfoqué mi vista y vi a Alexandra dormida en el sofá de la habitación con Elizabeth a su lado, quien la abrazaba con fuerza. Sonreí con suficiencia, ella estaba a salvo en los brazos de su madre. No encontré por ningún lugar a Betty, pero suponía que ella siguió su camino. Después de todo llevaba mucho tiempo encerrada en ese horrible lugar. Elizabeth se removió incomoda y despertándose, me dio una mirada cargada en ternura.—¡Bloom! ¡Despertaste, gracias al cielo! —agradeció, levantándose y caminando hacia mí. Me abrazo con suavidad—,
Los días han pasado de manera lenta, dolorosa y humillante. Cada día es peor que el otro, no me había tocado hasta ahora una persona abusiva como le tocaba a Melody, por ejemplo. Pero eso no lo hacía menos terrible, había estudiado cada movimiento del lugar. Tenía una idea de cómo salir de aquí, pero tendría que matar a alacrán. No es que no quisiera hacerlo, porque después de violarme, no había mayor cosa que deseara. Pero estaba segura de que me temblaría el pulso, después de todo no soy una asesina, suspire con pesar.Melody llevaba días sin musitar palabra alguna, estaba en una especie de shock. No decía absolutamente nada, era un zombie andante. Estaba preocupada por ella y su salud mental, era entendible. A la pobre le habían tocado clientes muy degenerados y psicópatas, la última vez que habló me contó que tuvo
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