CAPÍTULO 37: CAOS
Maddison
Trabajo frente a la computadora en silencio, concentrándome en ajustar las cifras de un informe aburrido que alguien espera a las seis de la tarde. No gano mucho con este trabajo remoto, pero es todo lo que he podido conseguir desde que el proceso en mi contra arruinó mis referencias. Aun así, me esfuerzo. Cada día me repito que no necesito más que esto, que pronto tendré a mi bebé en brazos y nada más importará. Me acomodo en el sillón con una taza de té de jengibre tibio, dándome una pausa para calmar los dolores que ya empiezan a hacerse más frecuentes en mi espalda baja. El bebé está inquieto hoy. Tal vez siente mi ansiedad, aunque intento mantenerme serena.
Entonces, suena la puerta, alguien toca de forma fuerte y desesperada. Me sobresalto.
—¡Mads! ¡Ábreme ya! —escucho la voz de Claire al otro lado.
Me levanto como puedo, camino hasta la puerta con el corazón latiéndome raro y apenas abro un poco, cuando ella entra como una ráfaga, con los ojos desorbi