CAPÍTULO 127: JUICIO Y SOMBRA
Derek
Todavía tengo el sabor de sus labios y el eco de mis palabras ardiendo en la garganta. “Maddison no es mi amante. Es la mujer con la que quiero compartir mi vida.” Lo dije frente a las cámaras, frente a todos, lo dije sin temblores, sin rodeos y sé lo que eso significa. No solo para mí, para mi nombre y para la empresa, también para ella. Presentarla públicamente no fue una jugada impulsiva, fue una decisión. La única que me importa. Pero eso no quiere decir que no haya consecuencias, y estoy a punto de enfrentarlas. El día anterior recibí una notificación judicial y ahora aquí estoy.
El murmullo de los pasillos judiciales tiene un sonido particular. Frío, afilado, como si cada pared estuviera hecha para escuchar confesiones a medias y sentencias silenciosas. Camino derecho, sin dudar. Mi traje está planchado al milímetro, la corbata firme y la mandíbula apretada. A mi lado, mis abogados se mantienen serenos, como si esto fuera una simple formalidad