Se dirigieron a la clínica de Leonel, justo al final de la calle del supermercado.
«Esta mañana ha salido mucho mejor de lo que esperaba. Me he encontrado contigo, me han invitado a un helado y ahora tengo un acompañante personal para ir a la clínica», dijo Carmen con una leve sonrisa.
«Te estás burlando de mí, ¿verdad?».
«Sinceramente, no tenía ni idea de que acabarías siendo mi ginecólogo. ¿Eso significa que estarás ahí cuando dé a luz?», preguntó Carmen.
«Es posible. Depende de cómo vayan las cosas contigo y con el bebé. Pero Carmen, tienes que prometerme que comerás bien y tomarás esas vitaminas religiosamente. ¿Trato hecho?».
«¡Trato hecho! Lo prometo».
El resto del trayecto transcurrió en silencio: Leonel mantuvo la vista fija en la carretera. Una vez llegaron a la clínica, la hizo sentarse para hacerle un examen rápido.
—En general, estás en buena forma. Aunque la presión arterial está bajando un poco. Come muchas verduras de hoja verde, fresas, sandía, carne roja, cosa