La acalorada conversación se detuvo cuando Carmen regresó de la cocina acompañada por su abuela.
—Abuela, este es Leonel, mi amigo.
La abuela de Carmen tomó la mano de Leonel. —Mi más sentido pésame, señora.
—Gracias por venir a visitarnos —respondió la abuela de Carmen.
—Por favor, disfruten del chocolate caliente y los sándwiches. Lamento que solo podamos servirles...
«No se preocupe, señora. Esto es más que suficiente. Estoy seguro de que los sándwiches de Carmen deben de estar muy buenos».
«Uf...», respondió Bastian a las palabras de Leonel fingiendo toser.
«Parece que alguien está tratando de impresionar a otra persona».
Leonel sonrió triunfalmente, sintiendo que la abuela de Carmen le había recibido amablemente.
«Siéntate, disfruta de tu tiempo», dijo la abuela y luego regresó a la cocina para preparar la comida para los invitados que vendrían al servicio religioso.
***
«Carmen, ¿cuándo piensas regresar a la ciudad?», preguntó Leonel, hablando como si solo estuvieran ellos dos e