Mundo ficciónIniciar sesiónCarmen no podía calmarse ni cerrar los ojos. Por alguna razón, se sentía inquieta. Quizás era porque no estaba acostumbrada a estar sola en una casa tan grande como esta, pero quizás había algo más que la inquietaba: pensar en Bastian, que no había regresado a casa hasta las dos de la madrugada.
Carmen finalmente se armó de valor para llamar a Bastian, aunque no era necesario. Pero no podía negar sus incómodos sentimientos.Después de intentarlo varias veces, Bastian finalmente contestó el teléfono.—¿Qué pasa? —respondió Bastian con voz fría, rígida y áspera.—Lo siento, señor Mendoza, si le llamé sin su permiso...—Diga lo que quiera. No pierda el tiempo.—Eh, ¿no va a volver a casa?—Mi madre está enferma y me voy a quedar en el hospital.—De acuerdo —dijo Carmen, y Bastian colgó rápidamente el teléfono.Carmen soltó un largo suspiro y su mente se perdió en pensamientos inciertos. Se preguntó a sí mi






