LAYLA:
—Últimas palabras “reina”
—Púdrete imbécil.
Susurro con una sonrisa y este me mira con odio evidente en sus ojos.
La zorra de su hija me mira con una sonrisa burlona, pero su rostro se contrae cuándo las puertas son abiertas y un grupo de guardias junto a Galed entran con impotencia.
—Señor Collins, queda usted arrestado junto a su hija por atentar contra la vida de nuestra reina.
Dice Galed con voz fuerte y ambos miran con los ojos bien abiertos.
—¿Co… Cómo es posible?
Pregunta la zorra y sonrío.
—¿Qué creías? ¿Que ibas a lograr tu cometido?
Le sonrío y el agarre de Collins se hace fuerte mientras una daga empieza a presionar mi abdomen.
Mi loba toma inmediatamente el control de mi cuerpo, así transformándome y arrancándole la cabeza a Collins en un rápido y ágil movimiento que hasta a mí me deja sorprendida.
El fuerte grito de la hija del recién muerto retumban las paredes y los guardias la someten neutralizandola.
—Llevenla a uno de los calabozos con mayor seguridad, cuándo